Don Orione y el Sagrado Corazón de Jesús


Estamos en el mes de junio, mes dedicado a honrar al Sagrado Corazón de Jesús.

Nuestro querido Padre Fundador, San Luis Orione, tenía el corazón inflamado de amor a Jesús, era devotísimo de su Sagrado Corazón. Una muestra fehaciente de ello es que, desde los primeros años de nuestro Instituto nos quiso consagradas a Él.

Por ello, el día 29 de junio de 1917, fiesta de los santos Pedro y Pablo, y segundo aniversario de nuestra fundación, consagra a nuestro Instituto y a las Hermanas, al Sagrado Corazón de Jesús.

Ya el día 9 Don Orione había explicado los motivos que sugerían este acto:

Los primeros días del mes de mayo pasado, Su Santidad Benedicto XV, por intermedio del Cardenal Vicario, ponía en conocimiento de todos los fieles, que desde ahora en adelante es obligatorio agregar a las letanías lauretanas la invocación “Reina de la Paz. (…). En la misma circunstancia el Santo Padre recomendaba a los Obispos y a todos aquellos que tienen gobierno de almas, que consagrasen sus diócesis al Sagrado Corazón de Jesús, durante este mes dedicado particularmente a Él. (…)

Pero, ¿por qué he querido hablarles esta mañana? Si fuese sólo para hacerles conocer las anteriores disposiciones, sería ya una razón suficiente, porque uno de los fines principales de nuestra Congregación es obedecer en todo al Santo Padre y a la Iglesia. Pero otra razón me ha movido a hablarles y es ésta: vuestro pequeño Instituto no ha sido todavía consagrado al Sagrado Corazón y yo deseo que se haga ahora con un acto solemne, durante este mes. (…)

Veo tan bello y santo que ustedes, buenas Hijas, junto con vuestro naciente Instituto, se consagren al Corazón de Jesús. Más se espera y más difícil será hacerlo; ya no estarán todas aquí reunidas, y aquéllas que el señor llamase a otro lugar, saliendo de aquí estarán defendidas por el Sagrado Corazón porque ya se habrán consagrado a Él. (…)”.

El 29 de junio de 1917, gran día de la consagración, Don Orione subrayaba y desarrollaba aún más los conceptos arriba citados.

Henos aquí en la hermosa fiesta de San Pedro, el apóstol de la fe ardiente, del amor de Dios. (…) Hoy es día de gran fiesta para nuestras casas, pero ustedes, además de la fiesta de San Pedro y de la Inmaculada, deben festejar especialmente ésta del Sagrado Corazón de Jesús, pues ella recordará el acto solemne de consagración, que hoy hacemos.

Que esta consagración no se cumpla solamente por ustedes que están presentes, sino que se extienda también a las ausentes, a las que ya regresaron a su pueblo, a las que estuvieron entre ustedes y han muerto, y a todas las que vendrán. A este acto asociamos todas las almas que espiritualmente pertenecen, pertenecieron y pertenecerán a vuestro pequeño Instituto.

Consagren todo al Sagrado Corazón de Jesús: mente, corazón, alma, toda vuestra vida, cuanto tienen de más querido, y también vuestros gustos, dolores y pecados.

Conságrenle esta pequeña casa y cuanto le pertenece y por fin vuestros "stracci", todo, todo, todo a JesúsNo se asusten... Todo es nada... Lo único que vale es estar unidos al Señor, ser suyas, todas suyas... Solamente una cosa debemos temer: separarnos de Él...

            Durante aquellos primeros años de nuestra Congregación, sucedía que alguna aspirante ingresaba con la mejor buena voluntad pero quedaba un poco impresionada al ver la gran pobreza de la casa y en general del Instituto. En tal caso la pregunta que surgía estaba referida acerca de si tendría asegurado el porvenir; las Hermanas eran muy pocas, el bien para hacer era cada vez más, había otras Congregaciones religiosas mejor organizadas y con mayor número de miembros y de obras mientras que en Don Orione todo era pequeño, pobre, limitado... Como él advertía estos estados de ánimo, para animarlas a la perseverancia les comentaba, en tercera persona, algunos de los sueños con los cuales el Señor lo consolaba...

"¡Almas y almas!

Tortona, 24 de marzo de 1919

(…) Una persona ha visto muchas palomas que remontaban el vuelo y entraban en el Corazón de Jesús, pero eran tantas que no veía donde terminaban. Verdaderamente no lo sé, pero si aquellas palomas significaran nuestras "straccione", entonces sí que las hay, otro que para Volpedo; ¡quién sabe dónde iremos a terminar! ¡Que sea como quiera el Señor, como quiera el Sagrado Corazón, como quiera la Virgen Santísima, como quiera la santa Iglesia!

Aquella persona que vio "muchas palomas entrar en el Corazón de Jesús", era sin dudas, nuestro querido Padre, que pregustaba la visión de tantas almas deseosas de servir a Dios y a los pobres en la caridad que brotaba copiosamente del Sagrado Corazón de Jesús.

Desde aquel año nuestro Instituto religioso se llamaba: Instituto del Sagrado Corazón.

En la llamada Carta Magna del 18 de agosto de 1921 Don Orione nos dice: Vuestra mínima Institución fue fundada en el Corazón de Jesús, porque de allí ha venido la caridad sobre la tierra, y de allí la deben extraer para ustedes y para todos los que la misericordia del Señor les confiará.

También es interesante saber que el Sagrado Corazón de Jesús se hizo presente al mismísimo Don Orione en la Casita de San Bernardino dejándole y dejándonos bien clara nuestra misión como consagradas en este Instituto.

Era el año 1930, ya habían transcurrido 15 años de nuestra fundación y las Misioneras de la Caridad nos íbamos consolidando en el carisma y preparándonos para ir fuera de los límites de Italia.

El 25 de junio de ese año, Don Orione reúne a las Hermanas en la Capilla de San Bernardino y narra un hecho no ordinario, sucedido años atrás y ya conocido por todos, porque Don Orione habló de él más de una vez a sus religiosos y religiosas.

Les digo apenas dos palabras porque tengo que partir; ayer llegué de Roma y debo partir nuevamente. Las he reunido aquí para decirles algo sobre la fiesta del Sagrado Corazón. Estamos casi en la vigilia de esta suavísima fiesta, que no fue determinada por el papa o el Obispo, sino que fue el mismo Sagrado Corazón que quiso un día para Él.

Esta casa le está consagrada. El Sagrado Corazón apareció en esta casa, sobre el arco de la puerta de entrada; ese lugar estaba un poco oscuro y ahora ustedes han puesto una pequeña estatua. Apareció el Sagrado Corazón todo resplandeciente y tenía a su alrededor escritas estas palabras: 'De aquí partirá mi misericordia y mi gloria'. ¿Entienden?... Desde esta pobre casa se difundirá la misericordia y la gloria de Dios. He aquí el motivo por el cual se puso la pequeña estatua en la entrada; he aquí porque se puso el Sagrado Corazón sobre el altar.

El Corazón de Jesús apareció resplandeciente con las palabras a su alrededor, que no sólo aparecieron escritas, sino que fueron pronunciadas por Él. El Sagrado Corazón dijo que desde esta casa se difundirá la misericordia y la gloria de Dios en todo el mundo. El Señor se sirve de los 'stracci' para hacer cosas grandes; se sirve de la nada para confundir a los fuertes. De todas maneras, nosotros mantengámonos humildes; no entendemos lo que quiso decir el Señor, pero ciertamente quería decir cosas grandes...

            Ciertamente que, a pesar de nuestra pequeñez, Dios nos llama a obrar cosas grandes y esto no porque confiamos en nuestras propias fuerzas sino en la fuerza y el poder de Dios que se vale de nuestra debilidad para seguir “Instaurando todo en Cristo”. Entonces, si lo dejamos hacer y obrar en nosotras tendremos bien merecido el nombre que llevamos: Pequeñas…


“Corazón de Jesús tú sabes, Corazón de Jesús tú ves,
Corazón de Jesús tú puedes, Corazón de Jesús provee”

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