El desierto

"Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón". (Oseas 2,16)
La llevaré... Dios es quien tiene siempre la iniciativa, es quien me lleva, seguramente no sé dónde pero no puedo dudar que busca lo mejor para mí. Él tiene un proyecto para mí y yo me voy encontrando con ese proyecto a medida que acepto su invitación y me pongo a caminar con Él.
...al desierto... El desierto es un lugar apartado. Por eso el Señor, para enamorarme me va a apartar. El desierto es un lugar de paso, no es definitivo porque nadie se queda en él. Es un lugar de soledad, de silencio. Es un lugar de despojo y de aridez.
...le hablaré... El diálogo con Dios es un diálogo vital. Significa para mí una seguridad no una posibilidad.
...a su corazón... El diálogo con Dios es un diálogo de Amor que compromete todo mi ser.
Experimentar el desierto es experimentar mi propia precariedad, experimentar la soledad y el silencio, experimentar el despojo.
El Señor habla... pero también espera una respuesta.
¿Cuál será la mía?

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