Sábado Santo

Queridos amigos, les comparto otro soneto de mi autoría.

El descendimiento

Ya bajan al Señor que se ha dormido
entre el Cielo y la Tierra, ya lo bajan.
Ya sus manos y suaves pies desatan
de aquel árbol en que quedó rendido.

En blanco manto de especial tejido
su joven cuerpo del frío resguardan,
y con perfumes delicados calman
las cinco penas del Señor querido.

Lo conducen hacia un jardín florido
y en aposento hecho de roca guardan
al Amado Señor, sin hacer ruido.

Como en lecho de piedra fue tendido,
el Amor y la Vida lo levantan
a los tres días de quedar dormido.

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